Esto pasa de castaño oscuro. Están llamando subnormales a los que revisan las patentes (poco más o menos)... y casi también a sus competidores y a todos los consumidores.
Alguien (parece ser que Microsoft) ha solicitado una patente sobre el operador is not. Hace años que no se puede considerar «idea» a eso (en el sentido de que «se te ocurre»)... realmente parece una broma.
Según leo por encima (en una descripción que ocupa unas 14 o 15 pantallas según mi resolución de pantalla actual), el operador lo que haría sería no comparar valores de variables, sino que las variables apunten al mismo objeto en memoria. O sea, comparar punteros en C, o el operador equal? en Ruby. Otros lenguajes tienen mecanismos similares (sea con un operador especial o con alguna construcción más general).
Lo único que se me ocurre pensar ahora es «¡¡VIVA POLONIA!!».
A estas alturas, ya da igual si es bueno o malo para la economía europea. Creo que ya podemos empezar a hablar de dignidad: algunas multinacionales (unas más que otras) tienen el ego tan subido que nos tratan como a esclavos estúpidos que le debemos la vida. Por nuestra dignidad, no debemos dejarnos engañar ni caer en sus redes.
Y eso del ego me recuerda a unas palabras de la gran Arundhati Roy:
Nuestra estrategia debe ser no sólo enfrentar al Imperio, sino también sitiarlo. Privarlo de oxígeno. Avergonzarlo. Burlarnos de él. Con nuestro arte, nuestra música, nuestra literatura, nuestra necedad, nuestra alegría, nuestra brillantez –y nuestra habilidad para contar nuestras propias historias–. Historias que son distintas de las que quieren que creamos tras un lavado de cerebro.
Más en http://mapuche.info.scorpionshops.com/docs/imperio030310.html y http://website.lineone.net/~jon.simmons/roy/03spiegl.htm.
Qué triste.
Me parece extremadamente sorprendente, y más aún viniendo de donde vienen, el comportamiento de los generadores de Python:
def fib():
a, b = 0, 1
while 1:
yield b
a, b = b, a+b
Lo que hace eso de ahí arriba NO es definir una función, sino un generador. Es decir, que al hacer:
cosa = fib()
No se quedará en un bucle infinito, sino que en cosa quedará un iterador, que se puede recorrer con valor = cosa.next() y eso. Cuando lo leí estaba convencido de que el cosa = fib() se quedaría en un bucle infinito, pero no.
Toda la confusión viene por usar la palabra clave def también para los iteradores, simplemente distinguiendo a éstos de las funciones, por el hecho de que los primeros tienen la palabra («mágica», para mi gusto) yield dentro.
Incluso parte de la comunidad Python (lógico, por otra parte, no van a estar todos de acuerdo) está de acuerdo conmigo y lo expresa muy bien en el texto del propio PEP, en una parte donde hablan de añadir la palabra reservada gen, por ejemplo, en vez de usar def (ver abajo, en el apartado «BDFL Pronouncements»):
In this respect they're radically different from non-generator functions, acting more like a constructor than a function, so reusing "def" is at best confusing. A "yield" statement buried in the body is not enough warning that the semantics are so different.
Vamos, que Setepo lo explicó muy bien en
http://www.hispalinux.es/~setepo/blog/tonterias/yieldunico
SCNR :-P
No, no me he pasado a Windows XP. Y menos después de lo de estos dos días...
Vamos por partes: ayer intenté (y conseguí sin problemas, en realidad) instalar la distribución Ubuntu en el ordenador de mi hermano, que tiene/tenía Windows XP.
Todo fue muy bien, hice un par de experimentos, cambié algunas cosas, intenté usar el maldito winmódem apestoso, sin éxito a la primera (cuando pueda mirar la documentación en Internet y hacer un par de pruebas, seguro que lo consigo)... y luego, ya casi cuando iba a irme, me da por probar si arrancaba Windows (que por supuesto tenía que arrancar, no tenía por qué no).
Pues el caso es que no arrancó. ¿Por qué? Ni idea. Simplemente se quedaba colgado. Como no habíamos machacado nada de la partición (incluso se podía leer desde Linux), me dio por pensar que debía ser culpa de Linux, que las órdenes de arranque del GRUB no eran correctas o algo similar... así que me puse a probar a instalar otras distribuciones, como SILU, a ver si generaban un «menu.lst» correcto para GRUB.... pero nada, no había manera por muchas pruebas que hiciera (también a mano).
Desesperado, le digo a mi hermano que lo único que se me ocurre es reinstalar Windows, pero que espere un poco a ver si encuentro algo en la Red. Busco.... y efectivamente encuentro una página muy buena con trucos para arreglar el XP (donde, curiosamente, recomiendan Knoppix para recuperar información en casos desesperados). En esa página explicaban una manera de arreglar el arranque de un XP, así que dije: «¡Esta es la mía!».... pero nada. Tampoco. Joder.
Entonces, empezamos a probar un montón de combinaciones de arrancar con un disco de Windows 95 y crear un nuevo MBR (arranque) en el disco, a ver si así (tampoco), reparar instalación existente de XP con el disco de instalación original (tampoco), reinstalar, previa copia de seguridad gracias a Linux, formateando rápidamente (tampoco) y de forma normal/lenta (tampoco), borrando y volviendo a crear la partición de XP con las propias herramientas del CD de instalación (tampoco).... hasta que hemos perdido la esperanza, no sabemos qué hacer.
Supongo que si hago funcionar el mierdamódem en Linux (que probablemente no sea difícil, pero tengo que ponerme), a mi hermano no le importará (cuando vuelva :-( ) dejar de lado XP, pero es una peste todo lo que ha pasado.
Lo que no entiendo de todo esto es: ¿por qué cojones la mierda del CD de instalación (es que no sé cómo expresarlo) no es capaz de poner un arranque que le sirva al XP? Joder, se está instalando. ¿Cómo va a tener requisitos previos en cuanto al estado del disco? ¿qué te pide, que vendas tu alma al diablo para que funcione? ¿que compres otra licencia de XP? ¿? ¿? ¿? No lo entiendo, en serio. Me parece increíble que un CD de instalación no sea capaz de poner un arranque al sistema operativo que está intentando instalar.
Para trabajar en equipo, es crucial _confiar_ en tus compañeros. Si no confías en ellos, tanto sea en su disciplina, como en su responsabilidad o en su talento, mal rollo. Un equipo sin confianza es un montón de personas haciendo el chorra cada uno por su lado. He dicho.
Qué divertido, estos días están siendo de paradojas. Aparte de dos chorradas de trabajo, la «paradoja» más interesante es que la semana pasada FFII declaró el día 24 de septiembre como día de la democracia europea, porque se cumplía un año desde que el Parlamento votó lo que los ciudadanos querían y dijeron, a saber, que no queremos las sucias patentes de programación en nuestro continente. Y digo «paradoja» porque es justo una semana antes del 1 de octubre, que es cuando en España entra en vigor la ley draconiana (más en el siguiente párrafo). Para terminar con el día de la democracia europea, otra cosa es que ahora otros organismos intenten revocar de forma «no democrática» (en espíritu, al menos) esa decisión, pero bueno. Desde luego, el comportamiento del Parlamento, que no cedió ante los grupos de presión, fue admirable.
Pero justo una semana después, es decir, hoy mismo, y como supongo que ya sabrán la mayoría de los lectores, entra en vigor la ley draconiana, imitación barata y a la española de la DCMA de Estados Unidos, que criminaliza a todo aquél que ose saltarse cualquier sistema de protección de derechos de autor (o explicar cómo se hace, o tener dispositivos/programas para tal menester). Los carteles que comentaba hace unos días eran precisamente la publicidad de que iba a empezar a aplicarse la susodicha ley. Y todo, para ayudar a los ladrones.
Más información en diversos medios, como Barrapunto, República Internet (genial lo de los teclados: lean por lo menos esa parte), y David Bravo, que le quita (casi) todo el hierro al asunto...
La verdad es que leyendo el último uno se queda más tranquilo, pero la desfachatez del Gobierno al cambiar de opinión tan descaradamente y al pagar los carteles para los ladrones con nuestro dinero es razón suficiente para cabrearse.
Las historias de Zing y Zang.
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Una canción de la Mala Rodríguez, que viene a Las Palmas dentro de unos días (aunque rodeada de un circo friqui realmente terrorífico).